lunes, 11 de enero de 2016

Insultando, que es gerundio.

El insulto ha sido sin lugar a dudas una parte de nuestra historia de la que deberíamos estar enormemente orgullosos. Han sido multitud de escritores los que han dejado plasmado sin ningún tipo de duda el afecto hacia otra persona de una manera tan elegante como efectiva. Podríamos recordar, como no, aquellos poemas que se cruzaban Góngora y Quevedo, entre los que destaca el tan conocido A una nariz
 

El mismísimo Miguel Hernández también mostró una gran certeza en su "MANDADO QUE MANDO A DON GIL DE LAS CALZAS DE CEDA, a ese que lleva robles a las espaldas del Gil y a las del corazón caca"




Ya en tiempos más recientes, como olvidar aquel gracioso "A la mierda!!!", que si bien no destaca por su originalidad, que duda cabe que no hay forma más elegante de enviar a alguien a aquel sitio donde todos hemos ido y vuelto en demasiadas ocasiones.


Y luego está el que para mi es uno de los mejores a la hora de faltar delicadamente al respeto como es Don Arturo Pérez-Reverte, autor de frases como aquella que le dirigió al entonces ministro de exteriores Moratinos cuando cuando aseguró que dejó el cargo como un "perfecto mierda"; y que después del revuelo que levantó, se echó en cara el no haberle insultado antes.

Sin embargo, hoy en día, se ha perdido la elegancia y rotundidad a la hora de faltar al respetable y se ha caído en una vulgaridad aburrida y simple, indigna de nuestro tan rico y preciado léxico. Hoy día, el insulto es vulgar, pero no tanto por su significado, si no por que a la hora de la verdad nos quedamos con el improperio que más de moda está, evidenciando en muchas ocasiones la gran ignorancia de las nuevas generaciones en cuanto a las posibilidades que un buen insulto tiene a la hora de quedarse uno reconfortado consigo mismo.
Así que desde aquí reivindico que invirtamos un poco de tiempo a la hora de insultar y nos dejemos de reirnos entre dientes cuando por twitter le enviamos a algún famosete el tan manido "puta" o "cabrón" y que luego mostramos cual trofeo a nuestros amigotes como símbolo de victoria, cuando no es más que una muestra de algún tipo de deficiencia cognitiva o algún retraso mental, mostrando sus no siempre obvias ni perceptibles señales. 
Y como no, para acabar, os dejo con una canción que seguro os sube el ánimo, hijos de puta!!












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