martes, 9 de junio de 2009

Forgiven, not forgotten...


Es cierto que a veces a causa de un descuido, siempre ajeno a uno mismo, solemos cometer errores, descuidos, ó llámese como se quiera.
La cuestión es: ¿por qué es tan difícil a veces hacerse perdonar?.
Seguramente, la respuesta tiene muchas consideraciones, pero eso si, el tiempo que se necesita es siempre proporcional a la cagada que se ha cometido. Ahora bien, ¿cómo se pueden clasificar esas cagadas?.
Eso es algo que solamente el perjudicado puede valorar, y muchas veces, estas valoraciones difieren mucho de nuestras apreciaciones. Quiero decir, que para lo que unos puede que no sea muy importante, para otros es algo crucial. Por eso mismo uno no sabe cuanto la ha fastidiado hasta que llega el momento de la verdad, la hora de la confrontación. Llegados a tal extremo, lo único que queda es la humillación pública, las repeticiones hasta el hastío de las palabras "lo siento", "no volverá a pasar", "es que había tráfico", y esperar un mínimo rasgo de misericordia. Pero hasta que llegue el perdón, se ha de tener en cuenta que el que la ha fastidiado es uno mismo, y nunca hay que juzgar a quien se ha enfadado ó molestado, ya que sus razones tendrá.
La otra cuestión, es que el perdón casi nunca lleva al olvido, cosa que hace que las relaciones, por lo menos durante un tiempo, sean un tanto distantes. Pero no sólo hablo de parejas, si no de familiares, amigos, etc. Así que otra vez, comprensión y paciencia.
Cuando uno la fastidia, (siempre sin intención, por supuesto), hay que saber reconocer el error y convencerse a uno mismo de que ya no se volverá a cometer. El resto, ya no depende de uno mismo.
Ah, y muchas veces, la forma más fácil de pedir perdón, es simplemente decir, lo siento.